El pasado 29 de Mayo de 2015 se llevó acabo la performance «Inframundos» de Lechedevirgen Trimegisto en el foro escénico del Museo de la Ciudad de Querétaro. En esta entrada presentamos el registro de lo sucedido con fotografías de Julio Castilla.
El artista recibió al público con una acción de apertura que consistía en retirar de su frente cuatro gruesas agujas que dejaron salir ríos nítidos de sangre bajando por su rostro asemejando lagrimas, que cayeron sobre un retrato de su infancia. Posteriormente, con el retrato llorando sangre también, le prendió fuego y bebió las cenizas diluidas en un líquido amarillento.
Continuó por realizar su clásica interpretación de la canción «Como dos puñales» de Agustín Lara, haciendo un lipsynch (play back) mientras la sangre continuaba manchando su camisa adornada con la fotografía de Niño Fidencio. Posteriormente leyó un fragmento de su icónico texto «Pensamieno Puñal», mencionando frases como «Soy puñal porque cuándo doy sexo oral, soy fakir, soy tragaespadas, experto en camas de clavos, carbones calientes y autoinmolación »
Pidió entonces la participación de 3 varones en el público, quienes acudieron a batirse en un duelo de «venciditas» con el artista, quién perdiera dos de tres debía comerse un chile jalapeño. El artista fue derrotado las tres veces, haciendo un sobre-esfuerzo por comer los tres chiles de un solo bocado. Continuó la acción con una escena de salon de belleza: el artista sacó de entre el público a varios asistentes para travestirlos, usando maquillaje e incluso mechones de su propio cabello. El rostro de Sarita Colonia, se podía percibir en los sprays que disparaba a los 4 puntos cardinales como si se tratará de un curandero haciendo una limpia.
Mientras se leían reportes de prensa acerca de asesinatos a personas transgénero y travesticidios, el artista iba cubriendo su cuerpo con un pigmento negro, que al rociarle agua goteaba sobre su cuerpo, como si abriera heridas profundas. Cada crimen era encarnado por él, afectado las partes de su cuerpo dónde fueron perpetrados los actos de violencia en las víctimas: un desarmador en clavado en el cuello, las manos mutiladas o 4 disparos en el torso, fueron algunos de los detalles escabrosos de los asesinatos leídos en vivo por una asistente (Pancracia de la Montaña) quién acompañaba al artista en escenario. Al final de la larga lista, usando peluca y tacones, el cuerpo del artista convulsionaba en una danza macabra, cayendo repetidas veces al suelo, resbalando entre el agua y pigmento oscuro.
Por último, se avisó que debajo de los asientos del público existían 7 paquetes escondidos, etiquetados con una parte del cuerpo y que contenían un jabón y una jerga cada uno: Jabón del Jorobado-Manos, Jabón Corta Maldad-Piernas, Jabón Ven A mi-Torso, Jabón Cordero Manso-Genitales, Jabón Abre Caminos- Pies, Jabón de Gallina Negra-Brazos y Jabón del Niño Fidencio-Cabeza. Quienes encontraron estos jabones debajo de sus asientos pasaron al frente al lavar el cuerpo inmóvil del artista, hasta dejarlo completamente limpio. La potente imagen sumado a la atmósfera del lugar entre olor de incienso de jazmín, el olor de los jabones y el corrido que sonaba de fondo, erizaba la piel y transportaba a los asistentes, pasando por el hospital, el cementerio, un funeral o la morgue, a un lugar sin espacio ni tiempo, lleno de compasión.
Cuándo el público abandono el escenario, la performance termino. «Inframundos» marca un puente entre el viejo trabajo y estrategias de Lechedevirgen y una nueva forma de aproximación a los temas (homofobia, violencia, masculinidad, enfermedad, la magia popular) que predominan en su discurso, obra y vida.
Iván Ramírez / Fotografía Julio Castilla
Fotografía Roberto Ibarra
