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El pasado sábado 25 de Abril se llevó acabo «Inferno Varieté: Estigma» de Lechedevirgen Trimegisto, en el Foro LARVA del Laboratorio de Artes y Variedades, en Guadalajara Jalisco, con un impresionante sobre cupo superior a los 300 asistentes la performance comenzó a las 20 hrs., abriendo en la ciudad tapatía la puerta al infierno. Aquí una crónica desde la voz de la investigadora y maestra Sofía Acosta

Inferno Varieté: Estigma from Lechedevirgen Trimegisto on Vimeo.

Lechedevirgen o el payaso de las bofetadas.

Por Sofía Acosta.

“Sí. –Lechedevirgen- no es un loco. Es un clown: el payaso de las bofetadas”[i]. Y aunque del linaje de Hermes, Lechedevirgen proviene también del Quijote pues, en un juego dialéctico de inversión de metáforas nos abre los ojos a un infierno donde las categorías, no son las de las leyes universales del misterio, sino los lastres lapidarios que nuestra historia social ha arrojado sobre los hombres y sobre la justicia.

Inferno Varieté: estigma, performance de Lechedevirgen Trimegisto, el pasado 26 de abril en el Foro Larva Guadalajara, fue una muestra ostentosa de una de las morfologías del arte postmoderno más vivas y trasgresoras. El performance se gestó en un formato escénico que fusiona la representación de acciones reales propias del arte del cuerpo y la apropiación de elementos lúdicos de la cultura popular mexicana incorporando la participación del público. La representación viva devino en un ritual catártico donde la poesía volcada en imagen se hizo vida.

La imagen barroca, una secuencia de retablos violentos y desgarrados, acentuados por proyecciones de videos hilarantes, crudos y reales testimonios fueron sólo la orilla del “fin del mundo” desde donde escribe el “poeta prometeico” la esencia de lo humano.

“El genio poético-prometéico es aquella fuerza humana y esencial que en los momentos fervorosos de la Historia puede levantar al hombre rápidamente (…) de lo sórdido a lo limpiamente ético”[ii].

Así, el poeta Lechedevirgen con su genio prometéico entra en la Historia de los estigmas con “una escritura triste”:

[i],[i]i, iii, iv, v, vii León Felipe, El Payaso de las Bofetadas.

vi Bajtin, Mijail La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento.

 

Primera parte: “Nace la farsa. Cuando el héroe se hace clown y la hazaña pantomima”[i].

A través del juego el artista convoca al público a jugar con él a la “semana inglesa” y a las “vencidas” provocando la reflexión sobre una masculinidad inscrita en la cultura popular mexicana que asume como orden naturalizado la presencia del macho a través de símbolos tan cotidianos como el chile. Y en una acción autorreferencial el artista revela el dolor que provoca esta carga semiótica.

Segunda parte: “El clown escapa de la pista y va a buscar al empresario; el hombre se escapa de la vida y va a encararse con los dioses. Sabemos que los dioses se duermen. Que a veces es necesario despertarlos y blasfemar si no responden”[ii].

El chile como emergente de una matriz de molcajete acompaña la acción efectiva de la artista Anúk Guerrero, que junto a Jaime Rodríguez y Paola Cruz reitera el cuestionamiento de las designaciones de género a través de un Credo que reclama “la trasgresión como la forma más sublime de expresión” y cuya posibilidad existe en “el empoderamiento de nuestros cuerpos” arrancados a todo estereotipo tradicional proveniente de una moral heteropatriarcal.

Tercera parte: “Y el payaso se yergue. Es la hora de la acusación y la blasfemia. El payaso se yergue y se vuelve contra el empresario, contra los hombres y contra los dioses gritando: ¡Basta, basta ya, basta ya de risa! ¡Que no se ría nadie! Mi sangre de clown vale tanto como la sangre de los cristos. ¡Yo no soy un payaso! ¡Yo soy un Prometeo! … y he dado mi sangre, no para hacer reír a los dioses y a los hombres, sino para fecundar el yermo[iii].

El fuego que Prometeo roba a los dioses para iluminar a los hombres es el símbolo que Lechedevirgen invierte en esta última parte donde se adentra en el rito. La quema de un diablito sobre su propio cuerpo alude a la inversión de los valores del carnaval volviéndolo un poseso. Con esta acción abre el limen del tiempo sagrado de liberación: “el diablo representaba la fuerza de lo bajo material y corporal que da la muerte y regenera”[iv].

Sin embargo, el mismo fuego también es el que prenden pobladores de Uganda sobre el cuerpo de un gay tras la promulgación de la pena de muerte para los homosexuales en este país el 27 de febrero. El fuego es la afrenta que mueve al silencio: “¿Qué es la justicia? ¿Un vocablo gracioso para distraer a los hombres y a los dioses? Que me conteste alguien… Silencio… Silencio… ¿Nadie responde?”[v]. En una suerte de ruleta rusa y en el límite del riesgo Lechedevirgen se baña con un galón que puede contener gasolina y que el público entrega sin cuestionar para después prender un cerillo sobre su cabeza: silencio… no era gasolina, pero el público permaneció en silencio observando como frente a sí un hombre puede arder en llamas y nadie lo impide. Gira de nuevo el círculo, la entraña de Prometeo se regenera para ser engullida de nuevo por el castigo. Así, el estigma queda tatuado en la piel del poeta: “joto”, quien tras la procesión de seres tullidos, enfermos, mutantes que revelan nuestra humanidad en esta Historia, se vuelve el “cristo del veneno” que corona el rito tras el cual se purificará el hombre. En franca referencia a los rituales de sanación del Niño Fidencio en una tina de lodo entran los cuerpos enfermos, despojados de lo humano, para sanar por dentro las heridas de la justicia. Tras el rito, viene la purificación: el cristo abandona su cruz y se lava frenéticamente con una toalla blanca el barro “para que nazca el hombre” dice el otro poeta. Y, transfigurado en un David queda la imagen del poeta como el ser humano solo, desnudo y nuevo como una honda contra Goliat. El “flujo” de acción y conciencia sucede en el rito, el sentimiento de communitas es movido por un sobreclímax donde el poeta y nuestros seres vuelven al clown, la máscara invita al público a bailar la cumbia de Gilda cuya práctica ritual permitió esta noche invertir nuestras diferencias y trasgredir la expectación en un abrazo desnudo de Historia.

 Registro Fotográfico por Herani Enríquez Amaya «HacHe»

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